Fernando Castro

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domingo, 18 de octubre de 2009

Historia

Fernando Raúl Castro, de 35 años, pasea sentado en su silla de ruedas por la sala de su casa, ante las miradas atentas, llenas de admiración, de su novia Paola –“es una mujer incondicional que amo con todas mis fuerzas”, cuenta-, sus hermanos Julio y María Florencia; sus sobrinos Imanol y Tamara –hijos de María Florencia-; el papá Juan Mario Castro y su madre Mabel Ulariaga.
Un joven más entre los muchos que son ejemplo de superación para la sociedad. Ni más alto ni más bajo, ni más gordo ni delgado, es simplemente un joven más que, temporalmente, la pasó feo después de un accidente que lo dejó parapléjico, pero con un sorprendente espíritu de lucha y un corazón valiente elogiable superó las barreras del autoestima, se planteó metas en la vida y poco a poco va cumpliéndolas.
Llama la atención el rápido dominio de su silla de ruedas, esquivando la cocina a leña del hogar, las sillas, la mesa y todo lo que a su paso se cruce, aunque sorprende aún más su dominio de las acciones en la vida, lo cual se percibe en la seguridad de sus respuestas, dejando muy en claro que “nada es imposible”.
Cursó el estudio primario en la Escuela Nº 1. Hizo el secundario completo en la Escuela Industrial, donde se recibió como Técnico Electromecánico. Es electricista y bobinador de motores. Mejor aún, es un atleta digno de elogios que ha conseguido muchos triunfos, victorias. Le sobran laureles. Las copas y trofeos atestados en la repisa de su habitación justifican sobresalientes actuaciones deportivas.
El 2 de octubre de 1999 sufrió un accidente en el club Alumni y quedó parapléjico. A fuerza de voluntad salió adelante y se convirtió en un campeón de la vida.

Has superado un trance duro en tu vida, después del trágico accidente por el cual quedaste parapléjico, y supiste recuperar el ánimo con un espíritu de lucha digno de los héroes. ¿Cómo fue el accidente?
Estaba trabajando como electricista, pasando un cable coaxil, sobre el techo de la sede del club Alumni y al romperse una chapa caí desde 7 metros de altura. No recuerdo bien ese momento, ni lo que vino después, porque estuve dos días inconsciente y desperté en una cama del Hospital Gonett, de la ciudad de La Plata.
Al quinto día supe que no podría molivizarme por mis propios medios y debía hacer una rehabilitación muy dura, pero no recuperaría completamente los músculos de mis piernas para poder caminar.

¿Qué cosas pasaron después para convertirte en una persona voluntariosa que le puso el pecho a la vida y tiene sueños por cumplir?
Una vez que el médico dio su diagnóstico, acepté de inmediato que quedaría parapléjico. Mi vida debía continuar, con o sin silla de ruedas. Fue muy importante el apoyo de mi familia para reestablecerme emocionalmente. Me acompañaron todos durante tres meses. Ese fue el tiempo que estuve internado y haciendo la rehabilitación. Después yo mismo me propuse salir adelante y al año comencé a trabajar bobinando motores eléctricos. El trabajo fue importante para distraerme de lo que me había ocurrido, además de ser mi sustento económico.

¿A qué te dedicabas antes del accidente?
Como te conté hacía electricidad domiciliaria para una compañía local. Y antes trabajé en Uniback, donde estuve en la parte de armado y aparado de zapatillas.

¿Cuándo y por qué surgió la maravillosa idea de dedicarte al atletismo, a las carreras en silla sobre ruedas?
Antes de accidentarme me gustaba hacer atletismo, pero no competía. Salía siempre a trotar y pensé que la silla de ruedas era un complemento para hacer deportes. Así que empecé a practicar con mi silla que utilizo diariamente para movilizarme, que es una silla común, no de competición. Con esa misma participé dos o tres veces de la Milla de Fin de Año.
Un día me interesé por conseguir una silla de atletismo y un vecino amigo, Mario Casas, que participaba de carreras de media distancia, averiguó por una silla. Así fue que se la compré a un mendocino, quien la había fabricado con sus propias manos.
Con esa silla corrí la prueba aeróbica del Diario La Mañana en el 2006 y más tarde, el mismo año, obtuve el 4º puesto en Coronel Moldes, Córdoba, en la categoría Sillas sobre Ruedas.

Ahora tienes una silla profesional. ¿Cómo la conseguiste?
Me daba cuenta que iba mejorando el rendimiento deportivo y, para estar más adelante, necesitaba una silla más competitiva. Uno de mis sponsors, “Quico” Viceconte, tuvo la idea de organizar algo para recaudar dinero y comprar la silla especial. Los sponsors que me bancan, desde el inicio, ayudaron con más plata. Además hicimos una rifa, con la cual colaboró toda la comunidad de 25 de Mayo, por lo que estaré eternamente agradecido a la gente de mi pueblo.

¿Dónde compraste la silla?
La pedí a Estados Unidos porque junto a Inglaterra son los únicos países que fabrican este tipo de sillas. Me costó 3.200 dólares en aquel momento.

Has alcanzado un nivel notable en este año, consiguiendo una ubicación destacable en el ranking nacional y obteniendo un meritorio segundo puesto en la Media Maratón “Ciudad de Buenos Aires”. También fuiste segundo en los 21 kilómetros de Fiestas Mayas. ¿Cómo lo lograste?
Todo fue en base al esfuerzo diario. A no bajar los brazos nunca y exigirme mucho en los entrenamientos. Fue muy importante aceptar los consejos de mi entrenador, Daniel Castro, quien tiene muchísima experiencia en el atletismo nacional. No paré un día de ejercitarme, corriendo con mi silla y yendo al gimnasio para hacer pesas.

Tu dedicación habla a las claras que quieres ser campeón en tu especialidad atlética. ¿Qué falta para cumplir el objetivo?
Faltan varias cosas. Sobre todo tiempo, porque con el tiempo tendré mayor experiencia. También será importante conseguir las ruedas de carbono que son muy costosas. Porque ahora compito con ruedas de rayos, pero es una desventaja, ya que el campeón y otros atletas tienen esas ruedas.

¿Cuánto cuestan esas ruedas?
En Estados Unidos, considerando el envío, puedo comprarlas con 3.000 dólares. Para reunirlos necesito conseguir más sponsors que puedan ayudarme con dinero. Entonces los representaré en cada carrera.

¿Cómo pueden contactarte?
Una de las formas más viables es vía Internet. Pueden enviarme un e-mail a mi correo electrónico: ave173@hotmail.com. De lo contrario pueden acercarse hasta mi casa, en la calle 15 entre 19 y 301 Nº 3075, donde pueden ver mis trofeos, mis sillas e incluso los recortes que guardo de los diarios nacionales, cuando fueron publicadas notas y fotos mías.

Tengo entendido que la Fundación PUPI va a ayudarte a conseguir algunos sponsors para que puedas acceder a las ruedas, a través del auspicio de algunas empresas y compañías que colaboran con la ONG. ¿Llegaste a algún arreglo con ellos?
Todavía no. Tuve la posibilidad de conocer a uno de los miembros de la Fundación, Jorge Suárez Armillei, y debo armar una carpeta para presentarla al encargado del área deportiva de la Fundación PUPI, quien se ocupará de mi petición.

Imagino que el Municipio de 25 de Mayo debe ayudarte económicamente, por ser uno de los deportistas de élite que tenemos en el distrito. ¿Es así? ¿Cómo sustentas económicamente los viajes y las participaciones en las competencias?
El Municipio me brinda el combustible para viajar y tengo los sponsors locales que también me ayudan para solventar otros gastos, de alojamiento, alimentación e inscripción a las competencias.

El Municipio podría apoyarte con alguna beca anual, considerando el nivel de competencia que has alcanzado y la eficiente manera de representar a 25 de Mayo. ¿Hablaste algo al respecto?
No. Pero sería importante recibir un reconocimiento económico, ya que además de los gastos que implica ir a las carreras debo mantener una dieta alimentaria con suplementos vitamínicos que son costosos. También es un gasto grande contar con los tubos para correr. En la última carrera rompí el delantero y no lo consigo en Argentina. Entonces lo pedí a Estados Unidos. Sumado a lo que cuestan los traseros, comprarlos implica tener a disposición 280 dólares; o sea casi 800 pesos. Cada siete u ocho meses debo cambiarlos porque se gastan.

Vi fotos en los diarios de Buenos Aires, Clarín, Olé, La Nación, entre otros, cuando clasificaste segundo en las Fiestas Mayas y en la media maratón “Ciudad de Buenos Aires” y se me puso la piel de gallina. Me emocioné. ¿Qué sentiste? ¿Soñaste alguna vez, cuando empezaste a correr, que podías ver tu foto en los diarios más importantes del país?
Es una sensación muy linda porque en esos medios nos han reconocido como verdaderos atletas, ya que en algunas competencias nos discriminan.

¿Cómo es eso? ¿Por qué los discriminan?
En muchas competencias organizadas en nuestra zona directamente no existe la categoría o te invitan a participar y como premio, por estar en el podio, te dan una medalla, cuando a un atleta convencional, o sea sin discapacidad, le entregan un premio de dinero en efectivo. Ojo! Que no se malentienda. Corro porque me gusta el deporte, no por la plata. Lo que pasa es que molestan las diferencias.

Vamos a soñar un poco más arriba. Vas paso a paso. Primero conseguirás las ruedas de carbono y después serás campeón; al menos confío en tus condiciones y a vos te sobran cualidades, confianza y fe para lograrlo… La pregunta es ¿Te ves algún día recibiendo un galardón de la Academia Laureus World Sports, que premia a los mejores deportistas del mundo? Ese premio es como el Oscar del deporte. ¿Y participando de una Olimpíada?
Eso sí sería cumplir un gran sueño. Puede lograrse, aunque cueste más de la cuenta. El sacrificio, el entrenamiento diario, el apoyo económico que te permita mayor cantidad de horas de dedicación al atletismo y proponerse siempre superarse, pueden llevarte a estar en un lugar de privilegio dentro de la disciplina deportiva. Si así ocurriera, llegarían las oportunidades de participar de alguna Olimpíada o por los menos poder ir a los Juegos Panamericanos y, por qué no, ganar un premio.

¿Alguna vez oíste hablar del colombiano Lázaro Martínez?
No. ¿Quién es?

Bien, te cuento, Lázaro es un campesino boyacense que perdió su pierna izquierda en un accidente, pero que no se le “arrugó” a la vida y vio en la discapacidad una oportunidad para cambiar su vida, de tal forma que se volvió escritor y poeta. Ha publicado 6 libros y está a punto de editar su primera novela sobre Pedro Pascasio Martínez, héroe de la Batalla de Boyacá…
Mirá vos. Que importante…

Es también pintor, bailarín, si bailarín en una sola pierna. Ah y como si fuera poco también se dedicó a hacer deporte, y qué deporte. ¿Te imaginas el deporte?No. ¿Corre en silla de ruedas?
Sí, corre en silla de ruedas. Hace 5 años se dedicó al atletismo, se consiguió una silla de ruedas deportiva y ha participado en distintas competencias a nivel nacional, como la media maratón de Bogotá, logrando destacados puestos. Esto sin contar el Record Guinness que hizo en Medellín, cuando por 30 horas continuas, giró alrededor del estadio Atanasio Girardot. ¿Qué te provoca enterarte de esto?
Que Lázaro es un ejemplo. Sobretodo porque pudo superarse y hacer cosas importantes en la vida, que quizá anteriormente no hizo porque no tenía la constancia y la voluntad de establecerse metas. Ese tipo de acciones o espejos te dan más ánimo aún para esforzarte por los objetivos que nos planteamos en la vida. Es muy importante que el colombiano haya sido reconocido por sus méritos, lo cual es significado de integración, que es lo que uno busca haciendo lo que hace. En mi caso me gustaría que haya igualdad y reconocimientos para los corredores en sillas de ruedas. Los discapacitados deberían ser integrados a la comunidad de una forma más seria. No sé, desde tener una rampa para ir a visitar un museo hasta lograr ingresar a un supermercado sin tener que pedir ayuda a otra persona.
El ejemplo de vida de Lázaro debería ser adoptado por toda la gente, ya que cuando uno se impone metas, se pueden alcanzar si hay un esfuerzo y compromiso. Como reza el lema publicitario de Adidas: “Nada es imposible”.

¿Para qué agregar algo más? “Nada es imposible” es la conclusión que surge, inevitablemente, después del reportaje brindado por Fernando Raúl Castro, un muchacho que enorgullece a 25 de Mayo, un verdadero Campeón de la vida.

(Nota publicada en la revista Panorama del diario La Mañana de 25 de Mayo,el 8 de noviembre de 2009, escrita por el periodista Martín Gutiérrez)